Descansados, bajamos pronto a desayunar. Montadas las alforjas
y colocadas las bolsas de manillar, nos dedicamos a recorrer el
pueblo y dejarnos impresionar por una de sus dos iglesias. El
cuerpo no difiere demasiado de otras muchas, lo que llama la
atención es su cuadrado torreón semiderruido, que presenta una
imagen fantasmagórica entre la bruma de la mañana.
Seguimos nuestra ruta atravesando el río Valderaduey para entrar en la provincia de Zamora. Pedalada tras pedalada llegamos a Cerecinos de Campos. Continuamos hacia San Esteban del Mollar; en esta zona perdimos las flechas o nos encaminaron hacia la vía de servicio que esta colmatada de maleza, mejor seguir rectos por el camino.
De San Esteban a Benavente no hay mayor trabajo que seguir las indicaciones. Pasas el río Esla y enseguida se llega a esta última población.
Almorzamos, compramos aceite para la cadena y echamos a suertes: continuar por el camino o hacer el tramo hasta Astorga por carretera. Desde la puesta en servicio de la autovía, la general apenas tiene tráfico; asfalto casi virgen solo para nosotros, imposible resistir la tentación. Para completar el cuadro, el viento casi favorable, es la primera vez en todo el camino. Todo un placer.
Comimos en La Bañeza y nos fuimos a merendar a Astorga. Que buenos sus hojaldres y mantecadas, ya estamos en el camino francés.
Salida: Villalpando
Llegada: Astorga
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Distancia: 94 Km.