camino del cid
Novena Jornada: Segorbe - Sagunto

 

Segorbe, capital del Alto Palancia, como anuncian las guías de viajes. Una buena forma de viajar es no utilizar las "guías de viaje". Bueno es informarse antes de partir, prepararlo todo, que el viaje no se transforme en una continua improvisación que no nos permita apreciar los lugares que visitamos. Después abandonarse a las sensaciones, a las vivencias, abrirse al mundo, al universo todo, salir de lo habitual, de tu entorno, conocer otras tierras, otros hombres y dejarse llevar.

 Asentada entre los cerros de Sopeña y San Blas y habitada desde antiguo por iberos, romanos, musulmanes y cristianos. Confundida durante mucho tiempo con la céltica Segóbriga perteneciente a la tribu de los olcades, Segorbe es sobre todo sede episcopal. Desde que el Obispo Próculo en el año 589 asistió al III Concilio de Toledo, la historia de esta ciudad ha estado vinculada con este Obispado. Reconquistada en 1245 por Jaime I, repoblada por aragoneses y regida por los Señores de Segorbe. Los moriscos que constituían casi la mitad de la población, después de siglos opresión se sublevaron en 1526, el detonante, el decreto de conversión, otra vez la intransigencia y la guerra, fueron aplastados sin contemplaciones por Alonso de Aragón. El mariscal francés, Suchet, durante la guerra de la Independencia tomó la ciudad como hacienda propia mientras duro la contienda, tras derrotar al ejercito español. El polémico y nefasto Fernando VII la escogió como sede del consejo reunido para deliberar sobre la aceptación de la Constitución de 1812. Pronunciándose el general Martínez Campos en favor de la restauración borbónica. La Pepa, que haría innegables aportaciones al incipiente liberalismo europeo. Injustamente acusada de afrancesada, poseyó una importancia trascendental para la evolución histórica y política de España, por su labor legislativa proclamando la soberanía nacional, la ley de imprenta, la abolición del feudalismo y de la Inquisición entre otras. Las guerras carlistas y la civil (cuartel general de las tropas republicanas en el frente de Teruel) también ejercieron aquí su tiranía.

Siendo Segorbe sobre todo sede episcopal no podemos dejar de visitar su basílica catedral, de principios góticos y finales academicistas no especialmente agraciada, su claustro y el retablo de la Santa Cena atribuible a Jacomar y el de san Martín a Rexach son sus tesoros. Torres de época medieval, como las del Botxi y la Cárcel, arcos como el de Verónicas y edificios civiles como el Palacio Ducal forman parte de su patrimonio.

 Después de contemplar desde el cerro de Sopeña, lo que será nuestro camino en las próximas horas reemprendemos el camino por este feraz valle del Palancia, no sin antes llenar los bidones en las ricas aguas del caño que corresponde a Murcia.

El cielo me depara un día feo como pocos, nubes negras, hinchadas, desgajando su negro vientre contra los naranjos, los dioses en sus caprichosos deseos, no quieren que termine este viaje con sol a pesar de tocar casi el mediterráneo. El único alivio que presenta el día es el descenso continuo hasta Sagunto, me deslizo casi sin darme cuenta, sin esfuerzo, más pendiente de los cielos que de la tierra. Entre primorosas huertas de naranjos y hermosos nísperos el Palancia me conduce como hilo de Ariadna hacia mi destino al igual que a Teseo a la salida del laberinto.

Soneja , Sot de Ferrer, con su iglesia de la Purísima Concepción de corte neoclásico y su Calvario, Algar de Palencia, Alfara de Algimia, Algimia de Alfara, Estivella, Albalat dels Taranges, Gilet, pequeños y bonitos pueblos que dejamos a nuestro paso, contemplando ya el mar que se divisa en el horizonte como una línea plateada de un sucio color gris.

Seguimos avanzando sin apenas esfuerzo, tenemos Sagunto ya a la vista, la Saguntum romana, la primera ciudad de Hispania que recibió la ciudadanía romana.

Como buenos mediterráneos, los edetanos, gozaron de numerosas y continuas guerras con sus vecinos turboletas, con los romanos, con los cartagineses y con todo aquel que paso por allí. Esto no les impedía tener relaciones comerciales con fenicios y griegos siendo un destacado centro comercial de su época. Una de sus luchas con los turboletas provoco la intervención de Anibal que desde Kart Hadast marcho sobre la ciudad y tras ocho meses de sitio la conquistó(219 a.J.C.). Las alianzas jugaron su papel y Roma entro en el conflicto lo que provoco la segunda guerra púnica. Es reconquistada por los romanos en el año 214, como recompensa sus habitantes fueron los primeros de Hispania en recibir la ciudadanía romana. Denominada Murviedro para los visigodos y Tariq para bizantinos y musulmanes.

Nuestro héroe, El Cid la conquistó en 1098, pero un año más tarde se encontraba de nuevo en poder de los almorávides, lo que demuestra el poder y la intuición militar del Campeador. Jaime I la reconquistó definitivamente en 1248 permaneciendo cristiana desde entonces.

  Ya cerca, el mar, refulge con un color metálico como de plomo, con un brillo casi irreal. El cielo con sus nubes bajas, rasgando su negro vientre con la tierra, amenazaba tormenta. Una fealdad que agota al viajero deshaciendo todo atisbo de curiosidad.

Si tuve alguna duda sobre la dirección que debía tomar o, que debía de hacer, se disipo al momento. La tormenta se desató por fin, con violencia, con rencor, inundando las calles, buscando venganza. Protegido por el cristal yo la contemplaba a través de la ventanilla del tren que me llevaría a Valencia.

 

Información

Guía Práctica

Salida: Segorbe
Llegada: Sagunto
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Baja
Distancia: 32 Km.

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