La tarde anterior, después de visitar Burgos y de cenar un sabroso guiso de cordero en un restaurante del centro acompañado del correspondiente y casi imprescindible ribera de Duero, me fui a descansar. Y he dormido estupendamente, como corresponde a este excelente vino (me bebí la botella), he madrugo un poco para aprovechar mejor el día. Ha sido un gran error, hace tanto frío y un día tan desapacible que dudo si volverme a la cama o continuar la jornada. Dejo Burgos por el puente del Cid a través
del bosque de ribera que forma el río Arlazón, con sus
carriles señalizados para peatones y ciclistas.
"Mandad coger la tienda e vayamos
privado, Soltaron las riendas, piensan de andar; Hago un pequeño desvió para visitar la Cartuja, obra gótica de estilo Isabel que nada tiene que ver con nuestro personaje, pero que bien merece una visita. Finaliza por Simón de Colonia y que había comenzado su padre Juan, en ella se encuentra el mausoleo de Juan II y su segunda esposa, Isabel de Portugal, formado por un gran conjunto escultórico de mármol realizado por Gil de Siloe. El día amenaza lluvia que más tarde se hará realidad en forma de aguanieve y granizo. Cuando empieza a llover, con un estado de animo tan negro como las nubes que hay sobre mi cabeza, pienso que la vida esta hecha de pequeños placeres y que nada me obliga a continuar. En Cardeñajimeno (solo he recorrido ocho kilómetros) ante un buen tinto de la casa y un chorizo a la sartén que huele a gloria comienzo a levantar el animo. Con mejor humor pedaleo hasta el monasterio de Cardeña, que no podré visitar por que el monje celador no considero que tuviera la suficiente importancia (económica) para perder el tiempo con mi persona, por lo que decido continuar sin prestarle al monasterio mayor atención. Lluvia, granizo, agua-nieve, un magnifico día. Horizontes dominados por el páramo; paisaje duro, frío, inhóspito, casi inhumano. Si alguien quiere plantearse retos le sugiero que recorra estos paramos de la provincia de Burgos y que lo haga en invierno y, si no tiene bastante, que regrese en verano, podrá comprobar en sus propias carnes el dicho popular "nueve meses de invierno y tres de infierno" Carcedo de Burgos, Modúbar de San Cebrián, San Juan, Revilla del Campo, Paules de Lara, Lara de los Infantes... pueblos fantasmales en medio de ninguna parte, pueblos del páramo, decadentes, en las calles ni un alma, ni los perros ladran, la sensación de soledad es muy fuerte, casi absoluta. Se adivina que alguien habita el lugar, algún vehículo aparcado en el interior de una vieja cuadra transformada en improvisada cochera, aperos de labranza aquí o allá, solo la fuente en el manar de sus chorros de agua cristalina muestra algo de vida. Antes de llegar a Quintanilla de las Viñas no debemos dejar de subir, a nuestra derecha, a la ermita visigótica de Nuestra Señora de las Viñas del siglo VII. Destaca el tallado de sus lienzos exteriores con motivos naturales (zarcillos de vid, racimos de uvas, rosas, cuadrúpedos fantásticos, etc.) Pasada Hortigüela entramos en un valle formado por el Arlanza, alisos, sauces, fresnos, forman un bonito bosque de ribera. Poco antes de llegar al embalse de Retuerta nos encontramos con el monasterio benedictino de San Pedro de Arlanza. Erigido por Gonzalo Fernández en 912. Cuando el viajero contempla, con mentalidad actual, las grandiosas construcciones, las imponentes estructuras derruidas se pregunta que necesidades llevan al ser humano a construir estos complejos religiosos y que terribles avatares pueden llevarlo después a abandonarlos. El hombre es un ser enigmático y cambiante, difícil de predecir. Covarrubias recinto urbano rodeado por restos de murallas y una muy interesante muestra de arquitectura popular castellana. Después de un ilustrativo paseo por sus calles, la visita a la antigua colegiata, hoy iglesia de San Cosme y San Damián del siglo XV donde están enterrados Fernán González y su esposa Sancha, y las acostumbradas fotos de rigor se hace la hora de reponer fuerzas. Un entrante de jamón y chorizo (buenos y bien curados), trucha a continuación, (según el camarero pescadas en el mismo pueblo) y una buena frasca de vino, poderoso y de mucho cuerpo preparan el cuerpo para proseguir el viaje (todo esto no es más que una concesión a la narración, pues la verdad es que maldita la gracia que hacia seguir, con el estomago lleno, la cabeza aturdida por el vino y el viento glacial que corría fuera). No sé que motivos nos pueden impulsar a seguir en movimiento cuando todo se confabula para que nos aferremos al calor del hogar. Será que el estado natural del hombre es avanzar sin cesar, descubriendo nuevos horizontes a los que dirigirse. Fuertes subidas se encadenan para que pueda
digerir más rápidamente el condumio y me acuerde de todos las
ninfas, hados, y demás personajes de ficción que han provocado
que este aquí. Por fin una larga bajada entre pinares y el desvío
para Santo Domingo de Silos. Hospedaje, cena de cordero asado,
vino tinto de rioja y a dormir. |
Salida: Burgos
Llegada: Santo Domingo
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Media
Distancia: 90 Km.