ruta de la lana
Cuarta Jornada: Fuentes - Valdeolivas

Fuentes


Se sale del pueblo cruzando un puentecillo, por el camino que deja la iglesia a la izquierda y continúa junto al río.
Pronto sobre un murallón calizo se distingue el caserío de la Atalaya de Cuenca, pero antes, a su derecha se encuentra la hermosa laguna de Cedazos. El viajero, ante tanta belleza, se para, permanece un buen rato quieto, se empapa de la magia del lugar. Brilla la laguna con los primeros rayos del sol. La luz se filtra y descompone en múltiples tonos entre los carrizos. Unos patos se deslizan silenciosamente por el espejo plateado de la laguna, los pájaros silban entre los árboles rompiendo el silencio. Al viajero le gustaría perpetuar el momento. Continúa. No todo es perfecto.

¡Ojo! Recomienda el viajero que pasado el caserío, se este muy atento a la señalización, se descartan los dos primeros caminos que salen a la izquierda, que se dirigen a Arcas al Oeste, para coger el tercero; hacia el Norte, entre pinos y atravesar un sembrado, o un rastrojo, dependerá de la época del año. No se corte el viajero, es el camino de Mohorte, que tras una bajada le dejara en la población. Se sigue dirección a la Melgosa por la vega del Moscas y paralelos al río.
Desde esta población y hasta la entrada de Cuenca se puede optar por la N-320, o atravesar la N-420 y la vía del tren, para entrar en la ciudad por el camino de Cañete.

El viajero, semanas antes, estuvo en Cuenca. Disfrutó sus intrincadas callejuelas, empinadas cuestas y vertiginosos miradores. Dio cuenta de cuantos morteruelos, zarajos, chorizos y chuletillas le pusieron. Regó todo con alegría y abundancia del vinillo de la Manchuela, endulzo el paladar con alajú y zanjó la pitanza con el digestivo resoli. Decide no detenerse en la ciudad y adelantar camino.
Para salir, busca la carreterilla de Noales, junto a un moderno centro comercial.

En Tondos se acaba la carretera. Fuente y poco más encuentra en el pueblo. Sigue. Una subida y una bajada lo llevan a la carretera de Bascuñana. Pueblo de pocos vecinos, de cierto empaque, con iglesia y fuente.
Comienza aquí una fuerte subida, arriba, en una curva a derechas, se abre un vallecillo a la izquierda. Por él debe bajar el viajero. La bajada, fuerte. El camino con grandes regueros se lo pondrá difícil. El viajero sigue todo el vallejo de las Viñas, cuando se abre; llega a un sembrado, lo rodea por la derecha hasta llegar a Torralba.

Ha pasado el viajero un mal trago en este tramo. Las últimas flechas que ha visto han sido a la salida de Bascuñana, después, se ha dejado guiar por las marcas de GR hasta llegar al fondo del vallejo. Cuando este se empieza a abrir; la pista principal, asciende la ladera derecha del valle. Otras dos; salen por la izquierda, y otra más por el mismo cauce del torrente, todas ellas de peor firme que la que trae. Ni una sola marca, al menos el viajero no las encuentra. Las busca recorriendo los primeros tramos de cada una. Nada, ni una marca, ni una flecha.
Lugar solitario donde el silencio adquiere entidad propia. Nada se oye, ni siquiera los pájaros se atreven a romperlo. Cuando todo parece pedido, el silencio es roto por el motor de un vehículo. Llega una pareja de agricultores a controlar unos nogales. Salvado por la campana.
- Buenas, para ir hasta Torralba.
- Sigua usted por el sembrado, ya vera el camino y sin dejarlo hasta el pueblo.
El viajero, “bien mandao”, continua los primeros metros por el torrente hasta llegar al sembrado, se intuye por la derecha algo entre la siembra que pudiera ser un camino. Lo sigue. Avanza entre surcos hasta que el camino se dibuja más nítidamente. Continúa hasta el pueblo.

Torralba, recorre el viajero someramente la población, actualmente en un importante proceso de reconstrucción. El cerro, coronado por un castillo, horadado por multitud de cuevas-bodegas típicas de la zona.
Desde Torralba, camino, río y carretera continúan juntos. Decide el viajero dar descanso a sus posaderas y tranquilidad a su espíritu y continuar por la carretera. Cruza el Albalate y se dirige a la población del mismo nombre.


Valdeolivas

Albalate de las Nogeras fue población bereber; la iglesia corona un pequeño cerro, a su alrededor el caserío. Aquí se unen el dos ríos, no tiene el viajero claro cuales son, y forman una hermosa vega. Son las puertas de la Alcarria. La belleza del paisaje desde la carretera no mengua la que pueda tener el camino.

Villaconejos, pueblo, como todos los de la Alcarria, encaramado en un cerro, y como todos con sus cuevas-bodega. Buena parte de sus vecinos se dedica al trabajo del mimbre.
Si no se equivoca el viajero, que bien pudiera ser, el Albalate, tras recibir las aguas de un afluente, se transforma en el Trabaque. Poco después se le une el Escabas y van a rendir aguas al Guadiela poco antes de Albendea. Entre todos forman una hermosa vega plagada de mimbreras, que según la época del año; presentan diferentes tonalidades entre el verde veraniego y el rojo invernal.

Albendea, el pueblo presenta una atractiva imagen desde la carretera, a su pesar, el viajero continúa su camino, se hace tarde y el sol ya declina en el horizonte.

Valdeolivas aparece de golpe, con su torre románica, cuadrangular, única en la Alcarria. Su iglesia del s. XIII presenta un interesante ábside presidido por el Pantocrator rodeado de tetramorfos y un grupo de apóstoles a cada lado. Interesante la nave lateral, más antigua, con extraños capiteles antropomorfos.
Los kilómetros, y la noticia de la reciente apertura de un hotel, deciden al viajero a hacer noche en el lugar.

 

Guía Práctica

Salida: Fuentes
Llegada: Valdeolivas
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Media
Distancia: 93.3 Km.

Inicio | Etapa 1 | Etapa 2 | Etapa 3 | Etapa 4 | Etapa 5 | Etapa 6 | Etapa 7 |
Etapa 8 | Etapa 9 |
BICIMUR - Amigos de la Bicicleta de Murcia 2006
Maquetación con Hojas de Estilo en Cascada CSS © 2005 Raúl Pérez