Como todos los días el viajero busca las flechas amarillas,
después de algunas vueltas, y con más intuición que convicción
hecha camino hacia delante. Poco a poco se va centrando el
viajero en las cosas del camino, se hermana con él, y todo
comienza a ser más fácil.
Después de algunas dudas, -léase párrafo anterior-, sale a un
hermoso camino semi-asfaltado franqueado de antiguos almendros.
Gira el viajero a la derecha, hacia el cortijo. Por esta zona
las flechas amarillas, muy bien puestas, nos dirigen por el
camino correcto, bonito y solitario. Por el llegaremos hasta
Campillo de Altobuey.
Llega el viajero a buena hora para almorzar, y es lo que hace,
por aquello de ciclista prevenido…
Pierde las flechas el viajero, no sabe si a consecuencia del
almuerzo o por otros motivos, y continua por carreterilla
quijotesca junto a modernos molinos de viento.
Entre estas y otras cosas llega el viajero a Almodóvar del
Pinar.
Buena sombra y buena fuente, ya es medio día y estas cosas se
agradecen. Remolonea el viajero, esta a gusto, pero no le queda
más remedio que continuar, y lo hace por una carreterilla en
subida que va a Paracuellos.
Al comenzar la bajada se coge la pista de la izquierda, que por
entre pinos nos llevara a paisaje más despejado, solitario y
hermoso. Después se baja a un valle que nos llevara casi
directos a Monteagudo, también llamado de Salinas.
Pueblo encaramado en un cerro, tubo en tiempos hasta castillo.
Cuna del ilustre Francisco Patiño. Nos sale al paso por esta
zona una vía romana procedente de la Losilla, y se conservan los
restos de un puentecillo que salva el arroyo de la Cañada.
En esta Villa de Monteagudo nació hacia 1590 Francisco Patiño,
tercero de cinco hermanos, y que tras diversas vicisitudes, toma
plaza en un navío hacia Italia. Siendo presa de piratas turcos,
es llevado a Argel y Constantinopla. Cinco años pasará de
cautiverio, haciendo voto al señor Santiago de visitarlo en
Galicia si sale bien librado. Tras batalla con galeones
cristianos; ya libre, toma plaza de soldado en el fuerte de
Correza en Módena. Casa con María Francis y tiene dos hijos. La
desgracia hace que se declare pavoroso incendio en el que
morirán sus hijos, saliendo ellos indemnes gracias a la
intervención del apóstol Santiago; hecho que junto a su promesa
anterior, hace que inicie su peregrinar a Compostela. Tras ser
robados en Arlés consiguen llegar a España por el camino de la
costa, pasando por Barcelona y Tarragona, y llegar hasta
Monteagudo. Desde aquí, acompañados por un primo, continúan
camino de Galicia. Era la primavera del año 1624.
Se sale por el camino del cementerio, al poco se sube empinada
cuesta. Por la izquierda nos dirigimos a la finca de Navarramiro.
Llega el viajero a la puerta de entrada. No esta candada, unos
carteles prohíben el paso, y anuncian reses bravas.
Entra el viajero con precaución por el solitario paraje, tras un
par de kilómetros, pasa unas casas, ve a lo lejos unos hombres
trabajando. Por aquí pasa la Cañada Real Murciana, es el camino
de Monteagudo a la Olmeda. Continua el viajero sin más dilación
camino de Fuentes; cuando un todo-terreno, a gran velocidad le
intercepta el paso. Se detiene. Le increpa un señor que dice ser
el dueño de la finca, por estar pasando por un camino particular
- donde va usted, no sabe que esto es una finca privada.
- no es este el camino público de Fuentes?, al menos así me
lo han dicho en el pueblo. Que tenía que atravesar la finca de
Navarramiro, y en ello estoy
- No señor el camino público va por otro lado y esta finca se
llama Las Gracias, y la he adquirido como retiro; físico y
espiritual, después de un accidente de tráfico en Orense que me
mantuvo en coma durante un año.
Salida: Graja de Iniesta
Llegada: Fuentes
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Baja
Distancia: 77.5 Km.