Estamos ya en plena Castilla, tierras de llanuras interminables y cereal, pero también tierras yermas y pedregales, clima extremo y buenas gentes.
Siguiendo la margen izquierda del río Armazón abandona el
viajero Burgos y por Villalba llega a Tardajos,
antigua población de la época de Augusto, situada en la calzada
que unía Clunia con Juliobriga, llego a contar con hospital y
dos monasterios.
Camino de lobo y crecidas que le conduce a Hornillos del
Camino.
Tras cruzar el río Hormazuela por un puente medieval se entra en
el pueblo. El obispo de Burgos y los prelados de Avignon le
concedieron en 1360, para su iglesia de Santa María, el
privilegio de conceder cuarenta días de indulgencia a los
peregrinos.
Paisajes desolados, de trigos ralos y barrancos de cascajo,
conducen a Hontanas.
Lugar de fuentes y residencia de Victorino, “famoso hostelero”
del camino.
Por el pórtico de la iglesia del derruido convento de San Antón
pasa el camino y se sorprende gratamente el viajero al comprobar
como los amigos del camino de Madrid, al igual que los antiguos
Antonianos, han habilitado un pequeño albergue casi a “cielo
abierto” para reposo de peregrinos.
La opulenta sociedad actual queda algo lejos, son pocas las
comodidades, no hay luz eléctrica. Pero todo esta impregnado de
otro tipo de luz, la del esfuerzo de unas personas que tratan de
recuperar todo el entorno. Comenzaron por consolidar las
ruinosas paredes del convento para evitar desprendimientos,
seguido de la limpieza y adecentamiento de todo el recinto y la
instalación de doce camas y una pequeña cocina de campaña.
Suerte en abundancia les desea el viajero en su despedida.
Al poco, Castrogeriz, el Castrum Sigerici, pueblo
celtibérico romanizado al que el conde Garcí Fernández concederá
fuero en el 974.
A la sombra de su castillo proliferaron hasta siete hospitales.
Nuestra Señora del Manzano alcanzo notable fama de milagrosa
siendo alabada en las cantigas de Alfonso X.
El “famoso” Mostelares espera agazapado al viajero. Esté,
previsor se lo toma con calma y no se deja amedrentar por la
subida. Después una brusca bajada le conduce a través de
hermosos campos de trigo a la Fuente del Piojo.
Por Puente Fitero, y su puente de once ojos mandado
construir por Alfonso VI cruza el viajero el Pisuerga y entra en
Palencia. En 1174 el conde Nuño Pérez de Lara fundo un hospital
para solaz de peregrinos.
Pisa ya el viajero Tierra de Campos, tierra de sol, de polvo y
sed. De fríos inviernos y espesas nieblas. Planicies altas que
superan de altitud media los novecientos metros. Tierras que
fueron cuna de castilla. Tierras de historia y ladrillo que nos
acompañaran hasta los paramos allende Sahagún.
Boadilla del Camino, con su rollo jurisdiccional y su
iglesia de Santa María.
Prácticamente no queda nada de su hospital de peregrinos fundado
por el arzobispo Antonio Rojas, presidente del consejo de
Castilla.
El Canal de Castilla nos conduce hasta Fromista. Con los
romanos se llamó Frumesta, adquiriendo cierta importancia en
época visigoda llegando a desaparecer en la musulmana. Se
repuebla en el siglo X y se llamó del Camino.
San Pedro es iglesia gótica de portada renacentista. La de San
Martín, es lo único que queda del monasterio benedictino fundado
por doña Mayor en 1066. En 1188 pasa a manos de los
Cluniacienses de Carrión. Referente del románico hispánico, es
uno de los ejemplares más perfectos que se conservan. Esta
directamente entroncada con Jaca, Santiago y San Isidro de León.
Recomienda el viajero la contemplación sosegada de los
trescientos quince canecillos que circundan los aleros del
tejado, no defraudarán.
Salida: Burgos
Llegada: Fromista
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Media
Distancia: 65 Km.