Como hemos comentado anteriormente, por razones de logística comienza su andadura el viajero en
la ciudad de Pamplona,
comienzo de la tercera etapa del clérigo francés.
Pamplona tubo probablemente origen romano, accedían a su interior los romeros cruzando el
puente de la magdalena sobre el río Arga. Al burgo primario llamado de
la navarrería se sumarían posteriormente dos francos, san Saturnino y
San Nicolás. En 1423 Carlos III el Noble decretó su unión conformando la
actual Pamplona. Ciudad importante disponía de varios hospitales y
albergues. La catedral románica se mantuvo en píe durante dos siglos,
XII y XIII, derrumbándose en 1389. La que podemos contemplar hoy es de
fabrica gótica, en su interior el sepulcro del rey Carlos el Noble y la
reina Leonor de Trastamara cincelado por Jehan Lome de Turnai y que
impresiono tan vivamente a Víctor Hugo.
Ayer como hoy, los peregrinos
salían de Pamplona cruzando el río Elorz para ascender a Cirzur Menor
donde la orden de San Juan de Jerusalén fundó hospital, hoy ya solo las
ruinas de la iglesia de San Miguel Arcángel recuerdan el antiguo
esplendor.
Desde aquí los peregrinos, al igual que el viajero tendrán
que esforzarse para superar el alto del Perdón. Llegaran después a Obanos y
Eunate, este último, un templo de carácter funerario y planta
poligonal que formaba parte de un conjunto más amplio que incluiría un
hospital de peregrinos.
Pronto se llega a Puente de la Reina, aquí se
unen los dos caminos, el de Somport y el de Roncesvalles y juntos
continuarán a Compostela. Surge la ciudad en el vado del río Arga hacia
la segunda mitad del siglo XI, Alfonso el Batallador le concede fueros y
privilegios en 1122. Sesudos investigadores no se han puestos de acuerdo
sobre el origen del topónimo; parece inequívoco lo del puente, en
cambio, lo de la reina esta en discusión. En un primer momento se
atribuye a doña Mayor, esposa de Sancho III el Mayor, rey de Navarra.
Actualmente parece más riguroso atribuirlo a Estefanía esposa de Don
García el de Nájera.
Se encuentra el viajero según entra con el hospital
y el convento del crucifijo, fundado por los caballeros de San Juan, al
que se otorga carta de fundación en 1469. Para reconfortar el cuerpo se
ofrecía a los peregrinos pan, vino, leche y fuego. La imagen del
Crucificado es una hermosa talla de del siglo XV atribuida a la donación
de un peregrino. El camino, convertido en calle, la “Rua maior” nos
llevará en línea recta a vadear el Arga. Antes, a mano derecha,
encontramos la iglesia de Santiago donde se reunía el concejo municipal
y se celebraba mercado.
Se empina el paisaje, lo que hace esforzarse al
viajero para superar el altozano, pero el esfuerzo le depara unas
magnificas vistas sobre hermosos campos de labor.
En Cirauqui se aprieta
el caserío en torno a la iglesia fortaleza de San Román, en los
comienzos del camino una muralla protegía sus casas blasonadas.
El
viajero deja este señorial pueblo siguiendo la huella que hace más de
dos mil años dejaron otros hombres por la antigua calzada romana. La
población de Lorca, despierta en el viajero recuerdos de otra Lorca,
mora y cristiana, de su querida tierra murciana. Enfrascado en estos y
otros recuerdos llega casi sin darse cuenta a Villatuerta.
Habitada
desde antiguo, posee un interesante puente medieval de dos arcos, que ha
sufrido algunas remodelaciones como el tajamar adosado a la primitiva
obra que no le resta hermosura.
Estella, es asentamiento humano desde época prehistórica. Vivió el dominio islámico y cristiano. En 1090 Sancho Ramírez a la sazón rey de Aragón y Navarra repuebla la ciudad con francos. La abundancia de gentes de esta nacionalidad era tan crecido que asemejaba Estella a otras ciudades del otro lado de los Pirineos, así la describe Aymeric “…fértil de buen pan y excelente vino, así como en carne y pescado, y abastecida de todo tipo de bienes…” No tendrá problemas el actual peregrino que, como antaño, encontrará todo tipo de productos, buen queso (uno de los mejores que el peregrino ha probado) y no peor vino con el que reparar los estragos del camino. Entra el viajero en la población por una larga calle, antiguamente Rua de las tiendas o de los peregrinos, hoy de Curtidores. Encuentra a su izquierda El Santo Sepulcro, sede ya en 1123 de la cofradía del mismo nombre. Destacable es su tímpano de fábrica gótica que se abre al camino. También a la izquierda, en alto, las ruinas de Santo Domingo y Santa María Jus del Castillo. Continúa la calle entre viejas casonas hasta el palacio de los reyes de Navarra, una de las más hermosas obras de arquitectura civil y factura románica de España. Frente a este, a la izquierda, la escalinata de acceso a San Pedro de la Rúa, iglesia mayor de la ciudad ya en 1256, donde todas las tardes se celebra la misa del peregrino. Abandona el viajero Estella por la antigua Puerta de Castilla, pretérito vestigio del sistema defensivo de la ciudad.
Salida: Pamplona
Llegada: Estella
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 99%
Dificultad: Media
Distancia: 45 Km.