Calasparra esta rodeada por cuatro ríos, el Segura, el Argos, el Quipar y el Moratalla, quizás este hecho ha permitido que desde épocas prehistóricas diferentes culturas se hayan asentado en la zona, como lo demuestran las pinturas rupestres de la Cueva del Puerto (declaradas por la Unesco patrimonio de la humanidad), el yacimiento romano de Gilico o el musulmán de Villa Vieja, el castillo del que quedan restos de la muralla de defensa, o la torre del homenaje. En el Año 1289 Sancho IV dona el castillo y sus tierras a los caballeros mercenarios de la Orden de San Juan del Hospital de Jerusalén, situación que dura hasta mediados del XIX.
Las tribulaciones vividas anoche por el viajero le impidieron visitar el Santuario de la Esperanza, el de la Virgen Pequeñica. Cuenta la leyenda que un caballero oculto la Virgen que entonces llevaban como protección en el arzón de la silla de montar. Siglos más tarde la encuentra un pastor refugiado en la cueva por una tormenta.
Si algo caracteriza a Calasparra es su arroz, el único con denominación de origen, el cultivo se remonta a la edad media y tiene su excelencia en las aguas no contaminadas, la alternancia de cultivos, arroz-trigo, maíz-habas y otra vez arroz. La siembra tiene lugar en primavera y de forma manual, se siembran un total de 800 hectáreas que se recolectan en otoño. La importancia de este cereal en la gastronomía calasparreña se deja sentir en sus platos: arroz con pollo, con verduras, con conejo, con conejo y caracoles, con alubiones y ajos tiernos, con magra y un sin fin de combinaciones entre ellos, pero no solo de arroz vive el hombre, los embutidos no son nada despreciables, así como sus dulces.
Si antes de entrar en Calasparra el Segura recibe al Moratalla, Benamor o Alhrábe que de las tres formas se llama, de 49 km. que nace en la sierra de Zacatín a 1450 m. de altura, después de pasar esta recibe al Argos nacido en la sierra del Gavilan y de una longitud de 45 Km., después ya en el estrecho de Almadenes al Quipar de 48,2 Km., sangrado por las acequias Esparragal, Berberín, Paralejo, Bayo y Rotas, las tres ultimas en la margen derecha para el regadío tradicional.
El Segura sigue las estribaciones de la sierra del Molino, nosotros debemos seguir la carretera de Cieza para intentar ir en su busca cuando las circunstancias lo permitan, entraremos para contemplar la zona del embarcadero y posteriormente para ver la presa de la Mulata situada a la entrada del estrecho de Almadenes. Cañón tectónico formado en las estribaciones de la sierra del Molino y de la Palera de 2,800 m. de longitud con más de 150 m. de caída vertical de algunas paredes alcanzando en algún punto poco más de 15 m. de anchura. “... Un cañón hermosísimo, fantástico, de los más bellos sin duda de España...” relata el gran periodista Ismael Galiana. Cañón de difícil acceso lo que ha favorecido su conservación.
Después de descansar en la presa y contemplar parte de esta maravilla de la naturaleza, reanudamos nuestro camino, será conveniente buscar otra vez la carretera de Cieza, sí por el contrario nos sentimos aventureros o disponemos de tiempo suficiente podemos buscar a través de una intrincada red de caminos rurales el “famoso” Borbotón de Cieza, surgencia de aguas templadas en el mismo lecho del Segura, fluye este hasta en épocas de sequía cuando el río viene muy mermado e incluso seco. Continuaremos luego por el Horno y La Parra hasta Cieza. Tanto uno como otro camino nos llevarán a través de huertos, sobre todo de melocotoneros hasta la “Perla del Segura”.
Nuestro protagonista, después de pasarlas estrechas en las angosturas de Almadenes empieza a derivar agua a las múltiples acequias que dan de beber a la huerta ciezana, por la derecha: Don Gonzalo y Andelma, que significa en árabe “canal de agua”, por la izquierda: Hoya de García, Horno y los Charcos.
Desde que el río entra en Murcia podemos considerar que comienza la huerta. La Vega Alta tiene su origen a los pies del embalse del Cenajo y termina en la Contraparada en la pedanía de Javalí Nuevo, desde aquí hasta los mojones del reino La Vega Media y hasta la desembocadura La Vega Baja.
Cieza,
ha estado ligada desde siempre al río, en su escudo la leyenda: “por
pasar la puente nos dieron la muerte” lo refleja con claridad.
Habitada desde antiguo nos ha dejado vestigios del paleolítico (Almadenes
y barranco de los Grajos) y neolítico (Serreta y los Grajos), de la
época ibérica tenemos el yacimiento de Bolvax, pero serán la árabes
los que dejen los restos más abundantes como el poblado de Medina-Siyasa
(s. XI-XIII) o el castillo, los cristinos trasladaron la villa al
otro lado del río.
Hoy Cieza vive sobretodo de la agricultura, de
las exportaciones y elaboración del melocotón.
Dejamos Cieza para dirigirnos siguiendo el curso de nuestro río hacia el valle de las seis villas (Abarán, Blanca, Ojós, Ricote, Ulea y Villanueva). “... segunda maravilla del mundo después de la de los Almadenes...” la describe el padre de mi amigo Ismael Galiana.
A la entrada de Abarán existe una antigua y decrepita fabrica de hilar a cargo de Pepe el hilaor.
-¿Qué muchos años en el oficio?.
-Fíjese, desde que era así, señala pepe con la mano que la cuerda le deja
libre.
Pepe se encuentra en estos momentos hilando sogas de esparto que va almacenando en rollos. El proceso anterior al hilado consiste en macerar el esparto en agua –podemos ver las balsas donde se encuentra la planta a remojo- se seca y se pasa por la maquina de rastrillar -vetusta y estrepitosa- que apenas nos permite conversar. Ya convertido en hebras Pepe se las coloca delante, en brazadas, sujetas con unas sogas a su pecho y va introduciendo estas con habilidad y maestría entre la soga que gira en sus manos.
-¿Es difícil este trabajo de hilar?.
-Mire usted, visto así parece fácil, pero el que quiera que se ponga,
ahora “mesmo” no hay “naide” en el pueblo que lo sepa hacer, y si me
apura usted en “toa” Murcia.
Seguramente el oficio desaparecerá con Pepe.
Nosotros continuamos siguiendo la indicación de “noria” que señala a nuestra derecha nada más dejar atrás la fabrica de hilar. Situada en la margen izquierda del río en Abarán se demuestra el valor etnológico del agua, simbiosis perfecta en el pueblo de las norias, maquina hidráulica compuesta generalmente de una gran rueda vertical con compartimentos para sacar el agua de las acequias, de madera sola, de madera y hierro las más comunes, de hierro solo las modernas, que aprovecha la fuerza del agua para su movimiento.
Las diminutas huertas se extienden a ambos lados del río, subiendo ladera arriba en bancales aterrazados. Se estrecha otra vez el valle para dar paso a Blanca, la que así se llama por los caballeros de Santiago. Situada al pie de Peña Negra su entramado de calles moriscas nos conducen al castillo desde donde podremos contemplar una magnifica panorámica del valle
Ojós y su pantano, donde el Segura es sangrado sin piedad. De esta impulsión de Ojós nacen dos canales; el de la margen izquierda que por gravedad llaga al partidor de Santomera, bifurcándose en dos: el de Crevillente y Alicante y el del Campo de Cartagena por el sifón de Orihuela. El de la margen derecha nace con una impulsión de 150 m. de altura hacia Lorca y el almeriense valle del Alzamora.
Se ha creado recientemente una fundación para la recuperación ambiental y limpieza de cauces, tanto del Segura como de las ramblas y barrancos. Tienen el proyecto de crear un sendero, esperemos que también para la bici, desde el azud del Menjú (Abarán) hasta la Algaida (Archena). Intentan instaurar otra ruta, esta de las norias, así como la construcción de miradores sobre el río en los lugares de especial belleza.
Curiosamente y a pesar de conocerse a esta zona como el Valle de Ricote esté no se encuentra en el mismo, si el viajero quiere visitarlo tendrá que hacer frente a una dura subida de 2.5 Km. desde Ojós. De recompensa, sus vinos, robustos, de los de antes, imprescindible acompañarlos de viandas contundentes, con cuerpo, olla de cerdo con alubias, arroz y hojas de cardo, migas ruleras con tropezones, “cabecicas” de cordero y para terminar endulzamos el paladar con bizcochos borrachos o rollos al vino.
Pronto llegamos a la garganta de Solvente o Salto de la Novia que ha dado paso a dos leyendas, una venturosa en la que dos enamorados cristianos saltan a caballo entre los dos peñascos para huir de un moro a su vez enamorado de la dama, la otra trágicaen la que una muchacha cristiana salta al vacío al enterarse que su prometido ha muerto el la lucha contra los moros granadinos.
Después Villanueva, la carretera desde Ulea se ciñe al río bordeándolo por su margen izquierda, pasada la derruida fabrica de luz del Gorgo el Segura forma un tupido y frondoso bosque de ribera, desgraciadamente una valla nos impide su disfrute, enfrente, en la margen derecha los Baños de Archena, utilizados ya por los iberos cuyas aguas consideraban sagradas y posteriormente por los romanos (siglo I), aguas sulfurosas que brotan a más de 50º y que se vienen utilizando hasta la actualidad.
Pasaremos las poblaciones de Ceutí y Lorquí, situadas a uno y otro lado del río, Alguazas y las Torres donde el Segura por su margen derecha recibe a su afluente el Mula, nacido a 57,4 Km. aguas arriba entre las sierras de Burete (1184 m.) y Lavia (1234 m.), ha regado los huertas Mula, Albudeite y Campos del Río y ya exhausto vierte sus escasos caudales al Segura, para juntos ir a remansarse en la Contraparada.
El Segura que desde Cieza lleva rumbo Sur al llegar a Javalí Nuevo toma el codo de la Contraparada para dirigirse ya definitivamente, no sin hacer numerosos meandros y pequeños cambios de dirección, hacia el Este.
Al viajero esta obra le trae recuerdos de su infancia cuando con los compañeros de fechorías y aventuras nos bañábamos en su base bajo cascadas de agua cristalina y capturando barbos simplemente con las manos cuando estos exhaustos se deslizaban hacia abajo después de intentar una y otra vez coronar la presa, en la época en que el imperativo reproductor los impulsaba a subir aguas arriba, siempre hacia delante buscando el nacimiento del río.
Es la Contraparada obra de cal y arena de probables orígenes romanos y seguro que árabes (s. IX), da paso a la huerta de la ciudad de Murcia, a la vega media. A través de las acequias mayores de Aljufia y Barreras o Alquibla, margen izda. y dcha. respectivamente, el agua ese liquido precioso y apreciado es distribuido a los respectivos heredamientos por una intrincada red de acequias menores, hijuelas, brazales y regaderas. Las aguas sobrantes del riego son recogidas por una serie de escorredores que forman las azarbetas y estas los azarbes, que sirven a su vez para regar y devolver los sobrantes al Segura. Esta obra permitió a los árabes colonizar todo el valle de alubión que forman los ríos Segura y Guadalentin, pues aunque es seguro y así lo atestiguan recientes excavaciones arqueológicas, ya era utilizado por las culturas neolíticas, argárica e ibera, estas tenían sus poblados en las laderas de las sierras adyacentes para protegerse de las periódicas inundaciones. Los romanos también construyeron presas y canales fundando “villaes” agrícolas pero al parecer estas estaban situadas más hacia Alcantarilla y Santomera junto a la calzada romana (camino de los romanos) que unía Cartagena con Jumilla y Yecla. Los árabes construyeron las actuales acequias, levantaron muros (Trenques) en las márgenes para protegerse de las avenidas, desecaron los almarjales y establecieron numerosas alquerías dando fama a la huerta de Murcia en todo el mundo árabe.
Todo esto y mucho más es el cada vez más amenazado “regadío tradicional” que desgraciadamente esta desapareciendo devorado por el cemento, el adosado y la “casita” en la huerta. Lo que antes eran “tahullas” (1118 m2) de pimientos, tomates, “pavas” (coliflor) y “bajocas” (judías verdes) hoy esta abandonado. En los huertos de limoneros y naranjos hay ladrillo y asfalto. Todavía afortunadamente al murciano, que trabaja en bancos o comercios la quedan reminiscencias ancestrales y sigue cultivando, no sabe bien porque, su pequeña parcela lo que permite conservar algo de verde en esta desordenada y anárquica huerta nuestra. Desaparecerá en menos de una década lo que ha sido nuestra identidad durante mil años.
Actualmente el Segura esta encauzado, por motivo de la prevención de avenidas, entre las poblaciones de Lorquí-Ceutí y su desembocadura. Eliminando de paso más de 50 Km. de bosque de ribera. De la Contraparada al Mediterráneo se han suprimido más de 22 Km. de meandros que formaban los cornijales o rincones, reservándose el cauce suprimido para crear zonas arboladas para el esparcimiento y el recreo, zonas desgraciadamente convertidas en basureros por la desidia y el abandono de las autoridades competentes.
En Murcia, fundada el 25 de junio del año 825 por el emir Abd al-Rahman II encontraremos el Puente Viejo, el más hermoso de cuantos tiene el río, unía el alcázar mayor con el arrabal de mi querido Barrio del Carmen donde habita el viajero. El también llamado Puente de los Peligros, de piedra, sustituyo a otros de barcas y madera. Fue la riada del 26 de septiembre de 1701 que destruyo el anterior de tres Ojós lo que provoco la urgente decisión del Concejo de convocar el concurso para un nuevo puente, que finalmente se resolvió a favor de Toribio Martínez de la Vega. Se dio por terminada la obra en 1742 por Jaime Bort, el maestro mayor del Imafronte catedralicio.
En esta zona estaban ubicados la mayoría de los molinos de la villa, hoy podemos visitarlos en el actual Museo Hidráulico de los Molinos del Río, junto a estos el Museo de la Ciencia.
Salida: Calasparra
Llegada: Murcia
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Media
Distancia: 100 Km.
BICIMUR - Amigos de la Bicicleta de Murcia 2006
Maquetación con Hojas de Estilo en Cascada CSS © 2005 Raúl Pérez