Ya no es el segura el río hermoso y de abundantes caudales que hemos recorrido desde su nacimiento, contaminado por innumerables vertidos ilegales de toda clase de industrias, sangrados sus caudales hasta la extenuación, convertido en el único río con menos caudal en su desembocadura que en el nacimiento, la falta de depuración de las aguas residuales de las poblaciones ribereñas han transformado al Segura en un río cloaca, pestilente y con un paupérrimo caudal que arrastra moribundo y miserable hacia su desembocadura.
Abandonamos nuestra querida Murcia por la margen izquierda del cauce, pronto llegamos al Rincón de Villanueva donde el Segura recibe a su afluente el Guadalentin por la margen derecha, encauzado y suprimido el delta interior que formaba al desembocar. Constituido en el estrecho de Puentes de la confluencia del Velez y el Luchena, 121 Km. de recorrido y los nombres de Sangonera y Reguerón son sus aportaciones.
Vamos paralelos al camino viejo de Orihuela siguiendo el cauce, junto al colector de la margen izda. de la macro-depuradora Murcia-Este en el rincón de San Antón o de Gallego con una capacidad de tratamiento de 100.000 m3/día de aguas residuales, aún falta por terminar los colectores de Beniajan y Zarandona lo que hace que su funcionamiento este solo al 40% de su capacidad.
Durante años no ha habido conciencia del peligro que suponía la contaminación para la salud de las personas, se han ido vertiendo al cauce (directamente y a través del sistema de riego) toda clase de elementos nocivos, tanto industriales como urbanos, confiando en el poder de regeneración del propio río y de la naturaleza en general. Después la dejadez, la falla del principio de autoridad y la falta de decisión política han propiciado la profunda degradación en la que se sume hoy nuestro querido Segura.
Pasamos por el Secano del Raal y llegamos a Beniel, final de la Vega Media. Vereda de la barca, este es el nombre de la calle que atraviesa esta población donde están ubicados los Mojones del Reino (Pinochos) que separaban los reinos murciano y valenciano y que hoy separan las dos Comunidades Autónomas. Tradicionalmente se ha venido utilizando las márgenes de río como espacios de comunicación entre las poblaciones ribereñas, como ha podido comprobar el viajero a lo largo del recorrido.
Ya en la provincia de Alicante, al poco de salir de Beniel, se conserva el cauce antiguo del río con el azud de derivación de las Norias con dos preciosas ceñas del s. XVIII, nosotros continuamos por el nuevo trazado, por la margen izda.
El Sifón de Orihuela domina el paisaje, las espectaculares tuberías cruzan el valle canalizando el agua proveniente del azud de Ojós hacia el pantano de la Pedrera.
Inmediatamente después “El molino de la Ciudad” antiguo salto eléctrico, actualmente en restauración, en el paraje denominado “camino de en medio” y el viajero vislumbra al fondo las torres y cúpulas de la antigua ciudad de Orihuela entre las brumas del río.
Orihuela, la antigua Orcelis, fue capital del reino visigodo de Teodomiro, villa principal de la Cora de Todmir, ciudad episcopal construida a uno y otro lado del Segura que la atraviesa de poniente a levante, urbe con cinco monumentos nacionales: el convento iglesia de Santo Domingo, antigua universidad por bula de 1569; la Catedral, gótica levantada sobre la antigua mezquita árabe; el Palacio Episcopal de estilo barroco; la iglesia gótica de las santas Justa y Rufina (s. XIV y XIV) y la iglesia de Santiago (s. XIV) en la que los Reyes Católicos convocaron cortes en 1488. Es la ciudad del poeta Miguel Hernández y de la “teticas” de monja o de gloria, dulce autóctono que junto a los chatos (rellenos de frutos secos) y las almojábanas (rollitos de harina, aceite, azúcar y miel) forman parte de la exquisita pastelería de la zona.
Benejuzar y Rojales, con su puente Carlos III de sillería concluido el 23 de octubre de 1790, que junto al Puente Viejo de Murcia son los mejores del recorrido.
De Orihuela a Guardamar se extiende una hermosa huerta ganada a los almarjales (saladares) que formaban la zona pantanosa de los estuarios conjuntos del Vinalopó y el Segura cuyos últimos vestigios se encuentran en el humedal del hondo. Las hortalizas, pero sobre todo los cítricos son los reyes de la huerta, sobre todo el naranjo intentando el limonero desbancarlo sin conseguirlo.
Poco a poco el viajero se aproxima al final de su apasionante viaje la población de Guardamar se acerca, de origen anterior al s. VII a.d.C. donde fenicios, griegos y romanos hicieron sus colonizaciones y pesquerías, al igual que los árabes, sé esta excavando una mezquita en los arenales junto a la desembocadura. La villa vivió siempre pendiente de las dunas que amenazaban con sepultarla bajo la arena hasta que a principios del pasado siglo se fijaron unas 1000 hectáreas con pinos, eucaliptos y palmeras, lo que hoy representan uno de sus principales atractivos junto a sus magnificas playas.
Al acercarnos nuestro río se torna femenino travestido de ría. Casi tres kilómetros el mediterráneo penetra en la huerta y las aves marinas han tomado posesión del cauce. Se huele a sal y a mar, la huerta ha desaparecido.
Ya estamos en la desembocadura, no creo que se parezca en nada a la que debió ser en otros tiempos, tres muelles uno de ellos con su farola marina y todo, un puerto deportivo y un camping hay en sus márgenes.
Hasta aquí ha llegado el viajero, en adelante que cada cual busque su camino.
Salida: Murcia
Llegada: Guardamar
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Media
Distancia: 58.50 Km.