Lunes, 24 de noviembre.
Tras los cristales de la ventana contemplaban los viajeros
como caían livianos los esporádicos copos de nieve que no
llegaban, a cuajar. Dentro, sus penas eran menos, sobre la
mesa un hermoso cuarto de lechazo, antes habían dado cuenta
de un buen plato de setas y terminarán con una tarta de yogur
para rebajar la tensión. Vino, el justo, que hay que conducir
hasta Valladolid, allí el primer contratiempo: al descargar
las bicis ven que la de Juan tiene la patilla del cambio
doblada. Ya hablaremos de patillas. Siguen, ahora en tren,
hacia su destino: Alar del Rey y el Canal de Castilla.
Faraónica obra comenzada el 16 de julio de 1753 en Calahorra
de Ribas y finalizada 96 años después. Concebida como vía
fluvial de transporte y comunicación que sacase de su
aislamiento a la meseta castellana, se frustro en gran parte
con la apertura de la línea férrea Valladolid-Alar del Rey
con un trazado casi paralelo al Canal de Castilla. No
obstante su cauce siguió proporcionando otros usos derivados
de la fuerza motriz de harineras y eléctricas y como
importante canal de riego para los secarrones campos de
Castilla.
En Alar la nieve cae abundantemente y cubre la calzada con su
manto blanco. Al hostal y a cenar, con unos huevos con
chorizo y fruta, por hoy será suficiente. Se instalan los
viajeros y se van a la cama con la esperanza de una mejora
del tiempo para el día siguiente.
Martes, 25 de noviembre
Sigue nevando. Para fortuna de los viajeros no cuaja, solo
hay cuatro dedos de nieve. Desayunando hacen tiempo.
Impacientes no aguantan demasiado y deciden emprender la
marcha a pesar de la nieve, el Canal les espera.
Será el ingeniero Antonio de Ulloa quien presentará el
“Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para
los Reinos de Castilla y León” basado en los trabajos del
ingeniero francés Carlos Lemaur.
Alar es una localidad de nueva planta, sin encanto y
un único merito: ser encrucijada de caminos.
Los viajeros enseguida llegan al hito que da comienzo al
canal, pero embelesados por el paisaje de árboles recién
deshojados, sol, agua y nieve se despistan haciendo fotos y
les cuesta encontrar el principio del camino. Llegan a la
primera esclusa casi antes de comenzar su viaje, en el barrio
de San Vicente, ovalada y de un solo salto. Se rueda bien por
el camino de sirga de la margen derecha a pesar de la nieve.
Poco después ya están en la segunda esclusa. Frío, fotos y
más frío, el viento fuerte y del norte por una vez sopla a
favor de la marcha.
Pide el viajero a su amigo Juan Bautista que le haga una
foto. Se sube a un mojón y posa con los brazos abiertos, cara
al viento, como si quisiera despegar cuan pesado albatros de
100 kilos.
Salida: Alar del Rey
Llegada: Fromista
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Baja
Distancia: 49 Km.