El Toboso, es un buen sitio para comenzar, tan bueno
como cualquier otro.
Pequeño y recogido, entre su caserío se
encuentran dos importantes hitos cervantinos: la Casa de
Dulcinea y el Museo Cervantino.
El primero, un bello ejemplo de
arquitectura popular manchega con mobiliario y útiles de época.
Es una casona de amplios patios con cocina, almazara, bodega y
palomar, tradicionalmente considerada la de Doña Ana Martínez
Zarco de Morales, personaje que pudo inspirar la figura de Aldonza Lorenzo, nuestra Dulcinea. Una detenida visita merece el
Museo Cervantino donde poder contemplar curiosas y numerosas
ediciones de “El Quijote”.
Por el camino, atravesando la amplia llanura manchega, sin
duda el mayor viñedo del mundo, podemos contemplar algunas de
las características construcciones circulares, denominadas
“bombas”; son chozas de pastor, de forma abovedada, construidas
con lajas de piedra sin argamasa.
Carreteras en buenas
condiciones, poco tráfico y muchas obras, con y sin arcenes,
viento, mucho viento, demasiado. Cerca de Tomelloso se
incrementa considerablemente la cantidad de vehículos, serán
45.5 kilómetros los recorridos hasta esta población.
En Tomelloso, el subsuelo se encuentra excavado por más
de cuatro mil cuevas. Bodegas preñadas de gigantescas tinajas de
barro donde madura el apetecible vino de la tierra. Visita a la
población y a pedalear los seis kilómetros que nos separan de
Argamasilla.
Argamasilla de Alba, donde en la oscuridad de su
cárcel bien pudo Cervantes escribir la novela de caballerías más
famosa de la historia: “Don Quijote”.
En esta cueva-prisión de la Casa del Alcalde Medrano pudo
comenzar a forjarse la leyenda del hidalgo caballero. Se remonta
esta intuición hasta la época misma de Cervantes, alimentada por
las alusiones que esté hace en el prologo de su novela
“… Qué
podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la
historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de
pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como
quien se engendró en una cárcel donde toda incomodidad tiene su
asiento y donde todo triste ruido hace su habitación …”
y,
sobre todo, con la mención de los académicos de la Argamasilla,
cuyos sonetos y epitafios cierran la primera parte del Quijote.
Esta identificación queda confirmada ya en 1614 cuando el autor
que se esconde bajo el seudónimo de Alonso Fernández de
Avellaneda escribe en el quijote apócrifo:
“… al Alcalde,
Regidores y hidalgos de la noble villa de Argamasilla de la
Mancha, patria feliz del hidalgo caballero Don Quijote de la
Mancha …” y sitúa precisamente aquí la tercera salida de
nuestro protagonista
“… El sabio Alisolán, historiador no
menos moderno que verdadero, dice que “…” entre ciertos anales
de la historia halló escrito en arábigo la tercera salida que
hizo del lugar de Argamasilla el invicto hidalgo Don Quijote de
la Mancha …”.
Curiosamente Cervantes, cuando escribe en 1616 su segunda parte
del Quijote, desmiente y desautoriza con energía diversos
particulares del Quijote de Avellaneda, pero no, la
identificación relacionada con de Argamasilla.
Villazgo esté fundado por Juan de Zúñiga, alcalde de Peñarroya, y Diego de Toledo, prior de la Orden de San Juan, en
1531. Tras la rebelión de las Alpujarras en 1568 un buen número
de familias moriscas se establecieron en Argamasilla, trayendo
consigo un importante bagaje de conocimientos en técnicas de
cultivo y riego desconocidas en la zona que han perdurado hasta
nuestros días. Esta especialización favorece la construcción en
el siglo XVIII del Gran Canal del Priorato de San Juan por Juan
de Villanueva.
En 1862, otro prior, el Infante Gabriel de Borbón propietario de
la Casa de Medrano la dedica a fines culturales, de lo que saca
buen aprovecho el editor Manuel Rivadeneyra para un año después
publicar su célebre Quijote, prologado y comentado por J. E.
Hartzenbusch, quién afirma su convencimiento de la gestación del
Quijote en la cueva, casa y cárcel de Medrano. Era está por
entonces el clásico caserón manchego construido a dos alturas
alrededor de un patio.
Después de un pavoroso incendio, perder una planta y otras
vicisitudes en 1970 pasa a manos municipales y se declara
“monumento de interés histórico-artístico” lo que no impedirá su
total ruina. En 1994 se inaugura el 23 de abril, fecha de la
muerte de Cervantes, el actual edificio cuyo sótano ha
permanecido sustancialmente intacto y en cuyo interior
presumiblemente estuvo encarcelado don Miguel. Merece una visita
la iglesia de San Juan Bautista, comenzada a construir en 1542
por Juan de Onero y que una serie de avatares favorecieran que
quedara inconclusa hasta nuestros días. En estos cuatro siglos,
de sus dos torres gemelas, solo se ha llegado ha construir una
finalizada en 1913.
El viajero atraviesa ahora un paisaje más variado. Circula por un camino que asciende aguas arriba el Guadiana, por lo que será la “futura” Ruta del Quijote. A doce kilómetros de Argamasilla, se encuentra la fortaleza de Peñarroya (también se accede por la carretera de Argamasilla a Ruidera), de origen musulmán y conquistada en 1198 por una coalición de las Ordenes de San Juan y Santiago, quedando definitivamente adscrita a la de San Juan en 1215. Situado sobre un acantilado que domina el río, donde se ha construido una presa y su consiguiente embalse, aun conserva dos recintos amurallados, la torre del homenaje, cuatro torreones y el patio de armas. Desde este patio se accede al santuario de Nuestra Señora de Peñarroya, patrona compartida por Argamasilla y La Solana.
Comienza aquí el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera que
se recorre por carretera al no existir señalización alguna que
permitiera utilizar los caminos adyacentes a las lagunas.
Declarado Parque Natural de las Lagunas de Ruidera en 1979, esta
formado por un conjunto de 15 lagunas y el pantano, se extienden
por un total de 25 Kilómetros y un desnivel de 120 metros.
Siguiendo nuestro recorrido ascendente encontraremos; la laguna
del Cenagal, la Celadilla y Cueva Morenilla. Pasada la población
de Ruidera se encuentra; la Laguna del Rey, junto a la que Juan
de Villanueva construyo por orden de Carlos III una fabrica de
pólvora, La Colgada, Batanas y Salvadora, Lengua, Redondilla,
San Pedro, Tinaja, Tomilla, y las dos últimas, Conceja y Blanca.
Las lagunas y su entorno forman parte de una comunidad vegetal
típicamente meseteña, principalmente de encinar acompañado de un
abundante matorral de coscojas, aliagas y espino. Entre la fauna
merecen un especial interés las aves acuáticas como el ánade
real, el pato colorado, la focha común, el somormujo y el porrón
moñudo. A destacar las aves esteparias como avutardas, sisones y
algunas rapaces.
“… Ruidera es la dueña a la que Merlín
convirtió en lagunas junto a sus siete hijas y dos sobrinas…”
escribió Cervantes.
Cuando llega el viajero a Ruidera, pueblo no excesivamente agraciado, caro y demasiado “turístico”, cae la noche y empieza hacer frío, mucho frío. Diciembre no es el mejor mes para recorrer estos parajes. Han sido algo más de 80 kilómetros y se merece un buen descanso.
Salida: El Toboso
Llegada: Ruidera
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Baja
Distancia: 80 Km.