Vía Verde del Aceite, SubbÉtica y de la CampiÑa
Día II: Alcaudete - Lucena
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Vía Verde de la Subbética
Segundo día
Dejamos Alcaudete para retomar la antigua infraestructura ferroviaria en el mismo punto donde la dejamos el día anterior. Superada la estación de Alcaudete pronto nos encontramos con la reserva Natural de Laguna Honda que se encuentra seca a nuestro paso.
Se alegra el recorrido con curvas y barrancos hasta llegar al espectacular viaducto del río Guadajoz que vuela, apenas sustentado sobre dos pilastras de entramado metálico cuyos pies lamen las magras aguas del embalse de Vadomojón.
Entramos en la provincia de Córdoba y comienza la Vía Verde de la Subbética. El trazado a partir del río Guadajoz asciende entre olivares que van dejando paso a manchas de vegetación más variada de base mediterránea. Entre curvas y trincheras se llega a la laguna salada del Salobral –también seca, la primavera será mejor época para visitarla- siendo la propia plataforma ferroviaria el mejor otero. Luque se ve al fondo con su blanco caserío desparramado entre dos cerros, en uno su bizarro castillo; en el otro, arrogantes antenas denotan cierta modernidad. Posee una interesante estación recuperada y convertida en restaurante de la que parte un camino que lleva hasta el pueblo.
Se encrespa el terreno y la plataforma del ferrocarril se pega a la sierra. Tras una curva aparece Zuheros, encaramado entre las peñas, con su castillo en difícil equilibrio sobre la garganta del Bailón. Antes de llegar hay una casilla convertida en oficina de información. El recogido y encalado caserío se encuentra junto a la vía verde pero en una cuota superior, lo que obliga a una corta pero extenuante ascensión. El esfuerzo merece la pena. Sus callejas sinuosas e inclinadas confluyen en una recoleta plaza con castillo; iglesia, fuente y mesón, que por supuesto, aprovechamos para almorzar. Bueno, muy bueno el queso en aceite y no menos el venado en adobo. Repuestos y de muy buen humor comenzamos el descenso
De regreso a la vía verde nos encontramos con el puente de Zuheros, de estructura metálica e interesante trazado en curva. En él se desarrollan actividades de turismo activo, nosotros pasamos de largo, ya habíamos realizado nuestra actividad preferida: el tapeo.
Entre carrascales y olivos nos acercamos a Doña Mencía encaramada sobre una colina. La vía verde esquiva el pueblo pero en la estación se ha habilitado un restaurante.
El trazado; que sinuoso forma una perfecta simbiosis con las laderas serranas, obliga en algunos tramos a espectaculares terraplenes y profundas trincheras para mantener la horizontalidad del trazado y cuando no es suficiente se recurre a horadar la tierra con el único túnel del tramo, el del Plantío de apenas 140 metros. Pedaleamos por el borde del Parque Natural de las Sierras Subbéticas aproximándonos a la villa de Cabra.
Pero antes, la vía verde afronta el paso del arroyo del Fresno a través de un esbelto viaducto, el de la Sima, de 132 metros de ojo y uno de los más espectaculares de la ruta.
La estación egabrense acoge el Centro de Interpretación del Tren del Aceite, por desgracia cerrado. Para compensar el bar esta abierto. Una vetusta máquina de vapor, un tractor diesel de maniobras y un viejo vagón de mercancías adornan el lugar. Hay una prolongada bajada hasta el centro de la población, obligada foto de la cabra y como es hora de comer nos consagramos a ello con empeño. Mejor no hago mención al local ni al menú solo mencionar que el salmorejo; muy bueno y los codillos…que voy a contar de los codillos.
Se suaviza el terreno y regresan los olivos, nos acercamos a Lucena, donde pernoctamos. Recorrimos los principales atractivos de esta monumental población. José Luis, venía equipado para los rigores del otoño y paso más calor del esperado, busco una tienda y se compro una bonita equitación veraniega. A la hora de cenar alguien propuso un italiano, supongo que para compensar al cuerpo de tanto exceso. Nada que contar.
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