CALMAR EL TRÁFICO
Calmar el tráfico motorizado es reducir
su volumen y su velocidad hasta civilizarlo y hacerlo compatible con el
resto de las funciones y actividades sociales que se desarrollan en la
calle.
La forma de hacerlo es atajar las raíces del problema, es decir, los
factores culturales y económicos que estimulan la movilidad y la
velocidad.
El conflicto ambiental se ha globalizado y al mismo tiempo ha adquirido
una dimensión hasta ahora desconocida (capa de ozono, lluvia ácida,
calentamiento global etc.), mientras que las perspectivas de poder
controlarlo no parecen claras.
Y, por último, las consecuencias sociales del tráfico para el modo de
vida, cuya sutileza oculta su gravedad, han empezado a apreciarse en su
justa medida no hace mucho tiempo.
Afortunadamente en España, aún "vivimos la calle", forma parte de nuestra
cultura el uso intensivo de la misma como lugar de convivencia y
comunicación ciudadana, dándonos un motivo más para la moderación del
tráfico. "...Dar espacio al contacto vecinal, hacer cómoda la estancia al
aire libre, proteger los desplazamientos peatonales del clima extremo, el
arbolado de las calles es aquí una necesidad imperiosa, disminuir la
intrusión visual vehicular en el valioso paisaje urbano, restar miedo al
juego y ruido a la charla, son algunos de los resultados que ofrece la
moderación del tráfico y que la hacen más que oportuna en las ciudades
españolas..." (Calmar el tráfico. Ministerio de Fomento. Dirección General
de la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo).
Resumen
La crisis de identidad que sufren las ciudades occidentales obedece a
razones de fondo del modelo político, económico y social como afirma
Fernando Duran 1993 "... la crisis que atraviesan las ciudades y las
metrópolis obedece a razones de fondo del modelo social, económico y
político construido en la era del desarrollo económico e industrial; el
tráfico sería un complemento ciertamente gravoso de esos problemas
radicales, una expresión clarividente de los fracasos en la concepción
cultural y económica dominante, pero nunca el corazón del conflicto
urbano...".
Las necesidades de desplazamiento es un fenómeno complejo y debe ser
atajado con medidas complejas y variadas.
Para finalizar reflejaremos el enfoque que el estudio Calmar el tráfico,
publicado por el Ministerio de Fomento a través de su Dirección General de
la Vivienda, la Arquitectura y el Urbanismo, establece para afrontar el
conflicto tráfico-ciudad.
Más que afrontar el conflicto tráfico-ciudad con la restricción del
automóvil como estandarte, parece conveniente afrontarlo desde el discurso
de la promoción del peatón, del ciclista y del transporte colectivo y
desde el discurso de la mejora de la calidad de vida de los residentes.
En esa perspectiva positiva, ha ampliación de las aceras sirve más que
para restar anchura a los carriles de circulación, para mejorar la
circulación peatonal e impedir la doble fila de aparcamiento; la creación
de "orejas" o sobreanchos en las esquinas se explica no tanto para reducir
la velocidad en los cruces, como para facilitar los desplazamientos
peatonales evitando el aparcamiento ilegal en ellas; La implantación de
arbolado y mobiliario urbano a costa del espacio del automóvil se
justifica por las ventajas comparativas que obtienen con ello los modos de
transporte alternativos y la mejora de la calidad ambiental y
paisajística; la segregación de una parte de la calzada para dedicarla al
transporte colectivo se explica por la movilidad que proporciona a los
usuarios más que por la restricción del espacio automovilístico.