Por la Vía Verde
Un poco de historia:
El ferrocarril secundario Caravaca-Murcia comunicaba la comarca del
noroeste con el centro de la provincia, alcanzaba una longitud de 78
kilómetros.
La historia de esta línea comienza con un proyecto para unir Caravaca
con Fortuna, y un ramal desde Mula a Murcia. En 1919 don Juan de la
Cierva, a la sazón Ministro de Fomento, redacta un anteproyecto de línea
férrea para unir las poblaciones de Caravaca y Murcia, apareciendo el
Decreto de concesión en 1920, colocándose la primera piedra el 19 de
junio de 1921. La construcción corre a cargo del estado, así como su
explotación, inaugurándose el 28 de mayo de 1933. En 1941 pasa a manos
de la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles hasta su clausura en 1971.
El trazado:
Esta línea tiene su origen en la estación de Zaraiche, en plena
plaza circular de Murcia, continua por la avenida Juan Carlos I hacia el
Campus de Espinardo, atraviesa Cabezo Blanco y Torre Alta para llegar a
Molina. Cruza el Segura para llegar a Alguazas, donde se unía a la línea
principal Madrid-Cartagena. Desde aquí a la Comarca del Río Mula por
Campos del Río, Albudeite y los Baños de Mula, desde este punto nos
encontramos con la Vía Verde del Noroeste –su tramo ya acondicionado-
perfectamente señalizada para su correcta identificación hasta Mula y
Bullas. Cruzando el alto del Carrascalejo y las estribaciones de la
sierra del Burete, donde encontraremos la ruinas de Begastri, llegamos a
Cehegín y Caravaca.
El itinerario:
La vía verde acondicionada comienza en los Baños de Mula,
concretamente en su antiguo apeadero, desde aquí no tendremos ninguna
dificultad para seguir la ruta puesto que se encuentra perfectamente
señalizada con flechas blancas sobre fondo marrón, esta acondicionada
con asfalto y albero par permitir los diferentes tipos de excursión,
-andando, en bicicleta, acaballo, etc.-, en principio no esta permitido
el acceso a los vehículos a motor salvo a los agricultores de las fincas
colindantes, pero no siempre es así, por lo que debemos extremar las
precauciones.
Nos despedimos de estos baños de aguas termales, que fueron romanos, y
hoy en decadencia para continuar por el trazado de la vía verde, pronto
llegamos al paraje de La Sultana donde un hermoso puente cruza al río
Mula. Lo que más sorprende al viajero es el contraste entre los blancos
cerros resecos, yermos e improductivos con el feraz verdor de los
huertos de limoneros, llegamos a la que fue antigua estación de Mula hoy
desaparecida.
Mula, dominada por la fortaleza de los Vélez (s. XVI)
bien merece una visita,
su barrio medieval en la parte alta de la ciudad con sus recoletas calles
nos depara una agradable sorpresa, por algo fue declarado Conjunto
Histórico-Artístico de Carácter Nacional en 1981. Pero su joya es “El
Cigarralejo” museo monográfico sobre la cultura prerromana de
esta necrópolis ibera de los siglos IV-I a.C. Se han encontrado cerámica
bellamente decorada con motivos geométricos, armas de hierro, útiles y
herramientas para las labores agrícolas y ganaderas, joyas y pequeños
objetos de adorno.
Continuamos sin mas demora hacia Bullas, la ruta perfectamente
señalizada se aparta de lo que fue el antiguo trazado del ferrocarril,
introduciéndose entre huertos, con fuertes –pero cortas- subidas y
bajadas y cambios bruscos de recorrido que llegan a desorientar al
viajero, nada importante si tenemos la precaución de seguir siempre las
flechas blancas sobre fondo marrón que jalonan la ruta. Llegamos al Niño
de Mula, para subir a la ermita cogemos el camino de tierra a la
derecha, si necesitamos reponer fuerzas tenemos un par de mesones. El
primer túnel del recorrido lo encontramos a continuación serán cuatro
antes de llegar a Bullas, la vía se desliza entre huertos y pequeños
cerros y el paisaje se va haciendo cada vez más montañoso. En esta zona,
en solitario, a la salida de un túnel se encuentra el deteriorado
edificio de la estación de la Luz, pretendido lugar de esparcimiento que
no ha tenido el éxito esperado. Poco después atravesamos un amplio
puente –uno de los lugares interesantes del recorrido- sobre el río Mula
para llegar a Bullas.
Bullas la llamada puerta del noroeste, famosa por sus vinos
con denominación de origen propia, perteneció primero al castillo de
Mula (1254), Alfonso X la entregaría a Caravaca de la Cruz, cediéndola
después el gran maestre de la Orden de Santiago a Cehegín en 1444,
Carlos II acabo con todos estos trasiegos concediéndole la independencia
el 19 de diciembre de 1689. Entre sus monumentos destaca la iglesia de
Nuestra Señora del Rosario (s. XVIII) monumento nacional. No conviene
abandonar Bullas sin probar sus “
torrijas” y “
picardías”
dulces que dejan al viajero con buen sabor de boca.
Rodeamos Bullas siguiendo las indicaciones de vía verde (flechas blancas
sobre fondo marrón) hacia el camino de los Mulatos, el lugar de más
altitud de toda la ruta (730 m.) para descender hasta el antiguo
apeadero del Chaparral, habiendo efectuado el peligroso cruce de la
carretera de Murcia-Caravaca, insuficientemente señalizado. Nos
introducimos en un paisaje cada vez más montaraz, en el que domina el
pino carrasco, hemos recuperado otra vez el antiguo trazado ferroviario.
Pasamos el Alto del Carrascalejo –es difícil percibirlo- comenzando una
suave bajada en otro de los lugares más bonitos de la ruta, que ya no
abandonaremos hasta
Begastri, yacimiento arqueológico
tardo-romano-visigodo situado junto al río Quipar, sede episcopal hasta
el s. VIII y probable origen de la ciudad de Cehegín. ¡Ojo! se nos
acerca otro cruce problemático con la carretera de Murcia-Caravaca
insuficientemente señalizado y muy peligroso.
Cehegín, situada en el corazón de la comarca del noroeste
posee importantes muestras de arte neolítico y yacimientos
arqueológicos. Asentado sobre un cerro comienza a formarse como
campamento militar árabe en el siglo IX, hoy constituye un ejemplo de
arquitectura popular perfectamente integrado en el entorno, sobre todo
en el arrabal del Puntarrón. El viajero se deja llevar por las sinuosas
calles de trazado árabe, la tranquilidad se adueña del mundo y las
prisas desaparecen, el viajero se sorprende en cada esquina ante sus
casonas blasonadas, sus iglesias, sus conventos, pero sobre todo sus
casas, casas populares construidas entre los siglos XII al XIX que
transportan a otra época, lo mejor dejarse arrastrar por la intuición,
sin rumbo, sin contar el tiempo, y cuando al viajero se le despierte el
apetito también aquí podrá dar gusto al paladar pues hay buenos y bien
surtidos restaurantes.
Serenado el espiritu el viajero, casi a su pesar, reanuda la ruta hacia
la que será su meta Caravaca, para ello pasaremos el ultimo túnel y
cruzaremos el puente sobre el río Argos para entrar en la población
paralelos a la alameda.
Cehegín |
Caravaca de la Cruz capital de la comarca del noroeste, patria
del poeta andalusí Abu Hasan Al-Abbas Al Caravaquí y del filosofo y
novelista Miguel Espinosa, fue Encomienda de la Orden del Temple desde
1266 hasta su extinción en 1312, pasando después a depender de la Orden
de Santiago. Hoy Caravaca permanece ligada a la cruz, la santa Sede ha
concedido “Año Santo a Perpetuidad” en torno a la Stma. y Vera Cruz,
quinto que se concede en el mundo, junto con Jerusalén, Roma, Santiago
de Compostela y Santo Toribio de Liébana, esto supone la celebración de
un año jubilar cada siete años.
El viajero debe visitar el museo de Arte Sacro y el Festero, donde se
exponen una gran variedad de atuendos moros y cristianos y los ricos
mantos bordados de los Caballos del Vino.
El Castillo-Santuario de la Vera Cruz se eleva sobre la ciudad,
fortificación templaría del s. XIII edificada sobre otra anterior árabe
esta flanqueada por 14 torreones. La Iglesia de la Vera Cruz se levanta
en la explanada del castillo, su construcción se inicio en 1617, en la
que destaca la portada barroca de mármol rojo, en su interior se guarda
la custodia-relicario de la Sagrada Cruz en cuyo interior hay un “Lignum
crucis” o fragmento del madero de la crucifixión de Cristo.
Según la tradición, en el año 1231 el rey moro Abu Zeid se convirtió al
cristianismo ante el milagro de la aparición de una cruz de doble brazo
que bajaban del cielo dos ángeles, para que pudiera decir misa un
sacerdote cristiano que se encontraba preso en la fortaleza.
Caravaca de la Cruz alberga una bella muestra de arquitectura religiosa:
la iglesia parroquial de El Salvador, muestra del renacimiento murcian;
Nuestra señora de la Soledad, actual sede del Museo Arqueológico;
el Monasterio de Santa Clara o las ermitas de Santa Clara y San
Sebastián.
Las fiesta en Honor a la Santísima y Vera Cruz, están declaradas de
interés turístico nacional. No se pierdan los Caballos del Vino, festejo
único en el mundo.