Desde el Paleolítico, la abundancia de abrigos y la proximidad de la llanura
donde abunda la caza, hace que el hombre habite estas tierras.
Posteriormente en el Neolítico el desarrollo de la agricultura y la
ganadería hacen posible los asentamientos estables en los valles húmedos
y cálidos. Los romanos con sus haciendas rurales contribuyeron al poblamiento de la sierra. Pero es con la llegada de los árabes cuando
esta zona alcanza su esplendor, surgen importantes fortificaciones como,
Aledo, Alhama, Pliego y Mula, con sus correspondientes poblados. Los
cultivos tradicionales son en su mayoría de esta época, como la vid, el
trigo y el olivo.
Desde época histórica se produce un intenso aprovechamiento de la
sierra, las deforestaciones para la construcción de barcos,
viviendas, combustible para la minería, leñeo y pastoreo,
convierten la sierra en un erial.
La actividad socioeconómica en Espuña se acrecienta a finales del siglo XVI con la
construcción los primeros Pozos de la Nieve. Son construcciones
destinadas a almacenar nieve. Tienen forma circular, cubiertos por una
bóveda acampanada de ladrillo de unos cuatro metros de altura y una
profundidad de entre cinco y siete metros. Estas cavidades se rellenaban
de nieve en capas separadas por capas vegetales, bien apisonadas hasta
convertirlas en hielo que era transportadas a lomos de caballerías
durante las noches de verano hasta las principales poblaciones.
Distribuidos entre los 1.100 y 1.400 metros, estas veintiséis
construcciones están declaradas Bien de Interés Cultural.
En la segunda mitad del siglo XIX el estado de la masa forestal de Espuña es deplorable: el
suelo fértil es escaso y la degradación del antiguo bosque de carrascas
es casi total. Las características lluvias torrenciales del clima
mediterráneo cusan estragos en las poblaciones cercanas, las
inundaciones son constantes, de entre las que se hizo famosa la de Santa
Teresa en 1879. Estas circunstancias crean las condiciones que sirven de
detonante para corregir la situación. En 1891, se inician las primeras
tareas de repoblación forestal de Sierra Espuña. El ingeniero de montes
Ricardo Codorniu, hombre convencido de las bondades de una correcta
repoblación, respetuoso con la naturaleza, dirigió los trabajos
legándonos una valiosa herencia. Casi 5.000 has. fueron cubiertas de
pinar tras 12 años de trabajos. Hoy Sierra Espuña es todo un modelo de
restauración hidrológico-forestal.
Hoy toda la zona esta inmersa en un proceso de nuevas tendencias culturales
de ocio y recreo con miles de visitantes (más de 600.000 al año).
Son cada vez más las personas que buscan un ocio ligado al conocimiento
y contacto con el medio rural que permita un disfrute no agresivo de la
naturaleza, y posibilite realizar un ejercicio físico moderado. Muchas
de estas personas buscan un tipo de turismo activo y ecológico a lomos
de su bicicleta, desde esta perspectiva el ciclismo es un modo de
desplazamiento perfecto.