Pedaleando por los Llanos del Cagitán y el Almorchón
Como en otras ocasiones nos encontramos en el caserío de las Ventanas, en la parte de los llanos del Cagitán que conforman parte del campo de Ricote. El día es soleado, lo que ayuda en esta fría mañana de invierno. Agradecido clima que disfrutamos los murcianos y que no valoramos suficientemente.
Comenzamos a pedalear al límite Este de los Llanos del Cagítan, al Sur de la Sierra del Oro; nos dirigimos hacia el Almorchón, que se recorta altivo, hacia el Norte, contra el azul del cielo. Pistas asfaltadas sin desniveles notables al principio y de tierra después, pero siempre en buen estado. Los embalses del Cárcabo y Alfonso XIII, junto a los mencionados Llanos del Cagitán y la sierra del Molino, forman una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Al Sur la sierra de Ricote.
Cruzamos la carretera de Cieza a Mula y la Vereda de los Charcos, para pedalear entre campos de almendros ya en flor, bajo el zumbido de las abejas. Los pinos salpican el paisage, en especial por nuestro flanco derecho, que marca el borde mismo de los Llanos del Cagitán.
Poco a poco espesa el pinar y el Almorchón aumenta de tamaño. Hoy hemos decidido no pasar por la fuente del Obispo y nos dejamos caer un poco más abajo, por la pista que recorre una vereda de extraño nombre; de la Manga del Freile. Continuamos hasta la carretera, que podemos seguir hasta cerca de la presa del Cárcabo.
Seguimos la carretera poco menos de un kilómetro para tomar una pista a la derecha que se dirige a la fuente del Obispo, pero que pronto abandonamos para dirigirnos hacia el paso entre el fotogénico Peñón de Antonio y la mole del Almorchón, que rodearemos por el Sur, por el camino de la Fuente de la Murta.
Junto a un pozo recuperamos nuestros pasos y comenzamos el regreso, ha sido una bonita y soleada mañana que nos ha permitido recorrer parte del Campo del Cagitán, hemos disfrutado de unas magnificas vistas de la vega del Segura entre Calasparra y Cieza, del embalse del Cárcabo y de los almendros en flor. Eso sí, apenas no hemos cansado, ha sido un pedalear tranquilo, casi turístico que nos va a servir de pretexto para tomarnos unas cuantas cervezas en el bar de Pio.
Como coartada para la próxima salida por estos lugares, propongo continuar el recorrido por las colas del Cárcabo y el camino del Madroñal, para recorrer parte de la cara norte de la Sierra del Oro y regresar a las Ventanas, pero eso ya será otro día y otra historia.
Mariano Vicente, febrero de 2012.