Presentación:
Esta ruta transcurre por uno de los paisajes más desconocidos del Noroeste regional. Son tierras situadas al Este de Cehegín, limítrofes a los campos del Cagitán. Recorren los montes del Juan Gonzalez, La Jabalina y el Acebuchal, pasa por antiguas explotaciones mineras y pueblos abandonados.
Nuestro lugar de partida será el Chaparral, pequeña pedanía de Cehegín, en la que encontraremos lo necesario antes de comenzar la ruta.
Itinerario:
Salimos dirección a Bullas por carretera, que abandonamos poco después (500 m) por un camino a nuestra izquierda. Comienza una subida por camino antiguo, algo en desuso.
Dejamos unos edificios a nuestra derecha, posiblemente de la explotación minera Pozo Paulino; abajo, a la izquierda, se intuyen unos lavaderos, pero no encontramos rastros de castilletes u otras instalaciones.
Seguimos en subida con el camino apenas perceptible; en el collado nos dejamos caer hacia el cauce del arroyo Hurtado ¡ojo, que el camino tiene algunos socavones! Y en función del caudal, igual tenemos que mojarnos los pies. Subimos hasta la Copa.
De la Copa salimos en dirección a Arroyo Hurtado por asfalto, para desviarnos a nuestra derecha (1 km) por otra que pronto se transforma en pista, acondicionada de con grava negra que nos lleva a las minas de Gilico.
Antes habremos dejado a nuestra izquierda la Cabecica del Trigo, asentamiento prehistórico de la Edad del Bronce (cultura argárica), datado cronológicamente entre el 2200 y 1500 (a de C.) con una segunda época romana. Magnifico emplazamiento, con escarpadas laderas y abundantes cursos de agua en los alrededores (Arroyo Hurtado, Río Quípar, Fuente de la Carrasquilla).
Sobre estas minas nos dice Pedro Piñero “estaba comunicada a través de un teleférico con las anteriores y a su vez con la estación de ff.cc de Calasparra, por donde se transportaba el mineral, salvando previamente la Sierra del Molino”.
Tras observar estas instalaciones a cielo abierto, continuamos nuestro caminar en dirección al antiguo poblado minero de Casas de Gilico, pero antes cruzaremos el cauce del río Quípar, que forma por estos lugares un ecosistema suficientemente conservado.
Pasada la cortijada del Olivar, ganamos altura, lo que nos permite contemplar en toda su amplitud los llanos del Cagitán.
Nos introducimos por el camino de las Casas Coloras en el monte del Acebuche, zona de especial protección de la fauna, al igual que el de la Jabalina.
El camino, entre pinos nos lleva a cruzar de nuevo el río Quípar.
Piñero en su ruta nos envía más al sur, hasta la mina del Chaparral, pero nosotros acortamos algo el recorrido dirigiéndonos directamente a la pedanía del Chaparral, punto final de nuestra ruta.
Dejamos para más tarde esa zona, junto a una interesante propuesta del ayuntamiento de Cehegín: Las Maravillas, entre las sierras y el llano.
Mariano Vicente, enero 2012
Situación: Cehegín (Noroeste)
Época: Todo el año.
Porcentaje de ciclabilidad: 100%
Dificultad: Media
Distancia: 30 Km.