Río Mundo: Riopar - Lietor
Riopar como otros muchos lugares, fue primero romano, visigodo después, para terminar siendo musulmán y cristiano hasta su abandono.
Nos referimos al Viejo, hoy habitado de nuevo, con su arruinado castillo, guardián del coqueto cementerio de su interior y junto a él la Iglesia Parroquial del Espíritu Santo, donde se descubrieron importantes frescos tras su altar mayor.
Riopar, el Nuevo, debe su nacimiento a una cédula por la que Carlos III, en febrero de 1773, concedió la construcción de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaráz al ingeniero austriaco Juan Jorge Graubner. Esta ferrería fue la primera manufactura española y la segunda europea tras la de Gosslar en Alemania.
Pascual Madoz las describe así: "Minas y fábricas de zinc y latón denominadas de San Juan y San Jorge, y conocidas generalmente con el nombre de fábricas de San Juan de Alcaráz, al SE de la villa de Riópar y a la distancia de 1/4 de legua, luego que se baja de la población, se encuentra una ferrería abandonada, que fue del infante D. Sebastián, situada en un punto delicioso entre heredades y árboles frutales: como a un tiro de fusil se halla el primer establecimiento de las fábricas, en el que se elaboran cazos y toda suerte de casquería, como braseros, chocolateras, etc”.
Continúa el Mundo entre roquedos acompañado por chopos, ahora sin hojas.
Visita las aldeas del Quejigal, Las Ánimas, La Alfera y Los Alejos, este en su margen derecha. Ciñe el cerro de Cabezallera y recibe por su izquierda los afluentes de Vadillos y Bogarra que antes se ha nutrido de Los Endrinales y Los Vinazos.
Grandes paredones cobrizos se miran es sus aguas formando impresionantes desfiladeros.
Nosotros no podemos seguirle, le acompañan solitarios crestones, profundos barrancos y retorcidos meandros.
Delgados bosques ciñen sus orillas constreñidos por los paredones calizos.
La Carretera huye hacia el páramo para rodear Peña Albarda, y nosotros con ella.
Nos reencontramos con nuestro compañero bajo la aldea de Rollo-Odrea, caserío en equilibrio inestable sobre una cortadura que vuela sobre el río.
Continua la carretera, ya sobre la margen izquierda, hacia Aýna. Acompaña al Mudo constriñendo huertas y bancales, entre hortalizas y frutales, casi desaparece bajo la espesura, pero reaparece formando un hilo de plata que se enhebra con las primeras casas de la población.
Aýna, la de los “Ojos Bellos” la de “Las fuentes escondidas” que la llamarón los árabes, se encuentra suspendida, a riesgo cierto de despeñarse, sobre las cantarinas aguas del Mundo. Pueblo de bravos encierros, de antiguos asentamientos paleolíticos, de castillos y frontera, de dominio Santiaguista. Felipe II la convirtió en Villa, separándola de la entonces toda poderosas Alcaraz.
Calles estrechas de sabor morisco, que serpentean hacia el río, con su plaza mayor y su fuente de dos caños, uno menos que su vecina Lietor, pero no de peor agua o menos fresca.
Encajonado entre ocres farallones continúa el Mundo su recorrido, escoltado por estrechos bosques de ribera; regando las huertas de Alcadima, Hijar y Lietor, frontera permanente entre los reinos de Murcia, Toledo y Granada.
Encaramadas a los grises crestones, aún quedan las ruinas de algunas fortalezas, ultimas defensas islámicas del reino de Murcia, que por más de treinta años contuvieron el avance castellano, hasta que tropas santiaguistas las redujeron penetrando desde la meseta hasta corazón el mismo de la sierra de Segura.
Mariano Vicente, diciembre de 2012.
Salida: Riopar
Llegada: Las Minas
Época: Todo el año
Porcentaje de ciclabilidad: 100 %
Dificultad: Media
Distancia: 128 Km.
Desnivel +:1.465 metros.
Desnivel -:2.095 metros.